La previa (día 1): Y llegó el día

GRECIA-PORTUGAL. Todo lo que no sea una victoria local será una sorpresa. Claro que, ¿sería la primera en un partido inaugural? Todavía me acuerdo del Camerún de Oman-Biyik tumbando a la Argentina de Maradona. Lo que sí me han sorprendido son unas declaraciones de Figo, muy duras, hacia Deco. No se cierra la herida ni siquiera cuando en Portugal ya huele a fútbol de Braga a Faro. Maldini dice en la Ser que es cizaña para que juegue su amigo Rui Costa. También dice que la alineación de Grecia es atrevida; vamos a verlo. No juega Tsartas; una pena, seguro que se habría gustado en el Algarve y ante una audiencia planetaria.

ESPAÑA-RUSIA. Sigo rociando los periódicos con bromuro para evitar caer en el optimismo. No puedo tirar a la basura estos dos años de terapia. La experiencia me dice que no debo recaer. La única posibilidad de que vuelva a creer en España pasa por una selección distinta, mentalizada, más adulta. Para ver si la metamorfosis se produce o no, habrá que esperar al menos tres partidos. Sí, justo antes de cuartos. Antes no me pronuncio, lo siento. Si de algo me ha servido la terapia es para saber que las decepciones comienzan a brotar, precisamente, cuando nos dejamos deslumbrar por flores de un día.