Otro producto
La selección no para de hacer bolos. No me refiero a los partidos amistosos contra sparrings de la talla de Andorra, sino a sus giras, galas, visitas, actos y festejos varios. A seis días de comenzar la Eurocopa, se los han llevado a ver al botafumeiro pegar bandazos, a encomendarse al apóstol y, ya puestos, a darse un baño de masas en Santiago. Para colmo, fallaron las medidas de seguridad.
Las concentraciones de España sirven para cualquier cosa menos para concentrar al equipo. No son serias. A este paso, deberemos llamarlas desconcentraciones. O rodajes, o fam trips. Dinamarca en el 92, por ejemplo, o Bulgaria en el 94, se encargaron de derribar el mito de las concentraciones monacales, pero yo tengo la impresión, citando a Roberto Carlos, de que la Federación trata a sus futbolistas como si no fueran más que un producto.
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