miércoles, junio 16, 2004

La previa (Día 5): Dos seleccionadores en apuros

Ya hemos visto en acción a todas las selecciones y las conclusiones que podemos sacar son más bien pocas. Cada una está donde se esperaba, a excepción de Portugal. Quizá los checos sufrieron más de lo esperado e Italia aburrió aún más que de costumbre, pero poco más. Saca buena nota Suecia, a la que habrá que examinar en días más exigentes. Este viernes, por ejemplo.



ESPAÑA - GRECIA. Ignoro si Iñaki Sáez decidió ocultar sus cartas para jugar al despiste con Grecia o para esquivar a la prensa. Si el motivo era éste, el tiro ha salido una vez más por la culata de un tipo que se trata de mostrarse tranquilo. Con escaso éxito, pues se delata cada vez que intenta hacerse el relajado e imposta un tono cordial. Está muy, muy tenso. Normal, por otra parte, teniendo entre manos lo que tiene. La polémica, en cualquier caso, viene hinchada por la prensa, que se cree que el aficionado medio piensa como un periodista y, como ellos, considera un desprecio que no le reciten el once un día antes. Lo malo de todo esto es que a mí me da la impresión de que Sáez no sabrá reaccionar cuando alcancemos una situación límite. Perderá los papeles, nos sorprenderá con alguna alineación rara y no sabrá dar con la tecla adecuada en los cambios. Es una punzada. Ante Grecia suponemos poco espacio para galopar, pero parece que jugará Torres. Acertará con Xabi Alonso para mover rápido el balón, aunque Joaquín (insisto) podría hacer mucho más daño que Etxeberria. El andaluz sabe desbordar y las virtudes de Joseba son la velocidad y la insistencia. De todos modos, cualquier alineación española debe garantizar tres puntos. Cuando Grecia nos sorprendió en Zaragoza dijimos que un partido así se pierde una de cada 100 veces. A ver si es verdad.

PORTUGAL - RUSIA. Para seleccionadores en apuros, Scolari. La alineación que se anuncia para esta noche (un solo mediocentro, Costinha, más Deco, Rui Costa, Figo, Cristiano Ronaldo y Pauleta) suena valiente. Es doblemente cobarde, sin embargo, porque cede a la presión de la grada y se rinde a las exigencias de la vieja guardia portuguesa. No obstante, el partido debe ser cómodo y, si no hay sorpresas, permitirá a los anfitriones rehabilitarse antes de afrontar la cita con España.