Resumen (Día 1): La risa por barrios

PORTUGAL 1 - GRECIA 2

“Uy, como perdamos...”. A los siete minutos los portugueses ya estaban pensando esto, añadiéndose más presión de la que Karagounis les había puesto: “Aquí tenéis vuestro Roteiro”. El síntoma más evidente es que hasta el academicismo del siempre sobrio Andrade se vino abajo. Comenzó una espiral nerviosa que multiplicó los males futbolísticos de este equipo, que ha hecho una preparación penosa para su torneo.

Grecia mereció ganar sin apuros. Salió a aprovechar sus momentos, que no a encerrarse, y dio una gran sensación de solidez. A mí me da que es la mano alemana de su entrenador.

En Portugal, lo más raro de todo es lo de Deco: su suplencia parece una concesión a Figo, Couto y, especialmente, Rui Costa. En cambio, su salida al campo tras el descanso parece una rendición a la grada. O a la evidencia, porque en 45 minutos quedó claro que Deco tiene que jugar, y si no que no se le hubiera convocado.

ESPAÑA 1 - RUSIA 0

La Eurocopa comienza en cuartos de final. Lo de Rusia, Grecia y Portugal son los tres últimos partidos de la fase de clasificación y poco importa si los juegas bien o mal, si tienes más goles a favor que en contra o viceversa. En cuartos empezamos a separar a los niños de los hombres, que decía Ramón Trecet. Los hay que se pasean en la ronda previa y se pegan el batacazo a la primera, como los hay que pasan a duras penas y acaban encontrando la gloria. Apuremos primero esta fase de clasificación que, por cierto, ha empezado muy bien: tres puntos.

Casillas: no hay debate. Valerón: más debate. Baraja-Albelda: igual hay partidos en los que Xabi Alonso puede jugar por los dos y hay hueco para Valerón. Etxeberria: sus 51 partidos como internacional con tres seleccionadores distintos son 51 expedientes X. Torres: suyas pueden ser las segundas partes. Raúl-Morientes: mal ayer, pero nos harán falta. Vicente: excelente, los rusos se cebaron pegándole y acabó agotado... y chupón. La defensa: buenas sensaciones, aunque habrá se esperan partidos de mayor exigencia.